Sigo conmovida, voy a escribirlo con esta vibra emocional y que salga lo que salga.
Hoy conocí a A. de 9 añitos que vino con su mamá por primera vez. Saltaba de alegría, tímido y muy demostrativo se entregó y divirtió durante la sesión. Y yo me iba derritiendo de ternura.
Testeamos, nos movimos, hablamos sobre lo que lo pone feliz o triste (porque al testeo salió intestino delgado que trae esas emociones). Progresivamente y entrando en confianza hablaba con más fluidez, me contaba historias y mantenía más contacto visual.
Los ejercicios de integración de hemisferios cerebrales pueden ayudarlo con la motricidad y lenguaje, así que focalizamos en eso, como jugando. Y en ese soltarse y entrar en confianza me contó que él recuerda estar en la panza de mamá ¡feliz! Feliz porque ella está feliz, feliz porque la eligió, y en eso la mira y le da un beso. Y yo sentada en el bordecito de la silla casi sin respirar observando ese momento.
Gracias gracias gracias por tanto aprendizaje. Confiemos en lo que traen los niñes para regalarnos y mostrarnos, confiemos y celebremos sus lecciones.
Les abrazo y deseo un día maravilloso!
Marcela